Estamos cumpliendo 24 meses de una nueva forma de vida, hay quienes aún no se han dado cuenta del cambio por el que pasamos y continúan esperando “volver a la normalidad”, como si lo anterior hubiese sido normal o menos aún perfecto, hay otras personas que perciben que estamos viviendo un proceso de transformación y crecimiento el cual puede ser crítico, doloroso y muchas veces confuso.
El cambio es parte de nuestras vidas, el mismo es neutro, y ya cada ser humano le da una connotación positiva o negativa, mas este es inevitable así que podemos entrar en estados de resistencia o de comprensión y a pesar de la incertidumbre en cuanto al final, fluir con el.
Sea como sea, los nuevos acontecimientos nos han aportado competencias en un tiempo récord, mismas que serán vitales para continuar en la búsqueda de una vida en bienestar, así que, sin importar las circunstancias nefastas, el entorno deprimente o estar rodeados de personas tóxicas, la experiencia o entendimiento en cuanto a resiliencia, adaptación, visión de futuro, flexibilidad, proactividad y otras, se convierten en herramientas enriquecedoras para cerrar ciclos y abordar nuevos espacios de aprendizaje.
Para poder avanzar en nuestro camino es preciso soltar, dejar ser y hacer a nuestra propia esencia divina y para ello, aunque no es una fórmula, sugerimos 3 actividades:
1. Desengancharnos del pensamiento de no es justo (Injusticia), por qué a mí (Comparación), si hubiese hecho las cosas de otra forma (Arrepentimiento).
El pasado es un tiempo que no podemos recuperar ni modificar, por lo tanto, es una verdadera pérdida de tiempo dedicar horas, días y hasta años repitiéndonos más de lo mismo.
2. Perdonar cualquier acontecimiento vivido, la vida es un eterno proceso de enseñanza/aprendizaje, por lo tanto, es muy posible que a lo largo de nuestra existencia hubiésemos pasado por circunstancias con las que no estoamos de acuerdo o no comprendemos aún la lección.
Todo es transitorio, al igual que nuestros pensamientos y lo único que nos detiene a avanzar es el estancamiento mental y emocional que provocamos nosotros mismos al evocar los pensamientos de dolor del pasado (agresiones, traumas, pérdidas) en nuestro diario vivir.
Recuerda que el perdón es para ti, no para el otro, porque eres tú quien se libra de cargas emocionales y ataduras y al perdonar te conviertes en un ser libre y abierto a las posibilidades que puede brindarte el universo, las cuales son ilimitadas.
3. Agradecimiento, sin importar cuan dolorosa sea la experiencia, si dejo de engancharme en el pensamiento de dolor y perdono la situación, pasada o presente, lo que me queda es agradecer. La gratitud nos engrandece y abre los caminos a nuevas experiencias. No quiero decir que nuestra vida será perfecta, pues llegaran más problemas obviamente, así es la vida, sin embargo, serán nuevas experiencias y no conflictos recurrentes que llegan a tu vida una y otra vez.
Comprendo que es más fácil decirlo que hacerlo, pero si lo ves desde otra perspectiva sabrás de qué estamos hablando. Entonces, cuando llegue a nuestro camino una persona, un maestro, disfrazado de padre o pareja o amigo y hace o dice algo que nos resuena o nos llega a herir, ten la seguridad que es una lección más por aprender y si no te enganchas, perdonas y das gracias, estarás cerrando un ciclo y dando espacio a que el Universo te envíe una nueva lección, un nuevo maestro y muchas experiencias por notar.