Una cartera, equipaje o mochila es una herramienta muy útil y práctica para llevar cosas de un lugar a otro, en una mochila puedo llevar cuadernos, alimento, maquillaje, herramientas, etc. pero a veces llevamos algo más en esta carga personal.
Hace un tiempo la casualidad hizo que se conozcan dos personas que dan inicio a una relación sin mayor intención que la de pasar un tiempo en común, con los años estos personajes son invadidos con sentimientos intensos y se entregan a la experiencia de la vida de pareja. Evidentemente al principio todo es excitante, uno encuentra en el otro el complemento de aquellas virtudes que no posee, sin embargo, nunca llegan a formalizar la relación y entran al círculo en el cual todo está sobreentendido, incluyendo la palabra amor y compromiso, sin un lugar permanente en el cual vivir, con conceptos ligeros como tu casa o la mía dando rienda suelta a la juventud y decisiones carentes de apegos o estándares sociales.
En este ir y venir usaron un elemento estratégico, “la mochila”, en la cual no sólo cargaron todo aquello que necesitarán en sus visitas circunstanciales, sino que también acarreaban con sus emociones, esperanzas, ilusiones y promesas. Pasado el tiempo la mochila se fue haciendo más pesada, ya no lucía tan bien, había algo que deseaban cambiar y al cargar en ella otra vez sus pertenencias, esta vez con cierta obligación y pereza, notaron que había un sentimiento incómodo al empacar, se hizo evidente que la mochila había perdido los sueños en común, el compromiso y el respeto quedó divagando en medio de frustraciones, obligaciones y rutina. Retumbaron en la mente preguntas como ¿Qué pasó con el amor?, ¿Cuándo dejamos de esperar algo mejor?, ¿Por qué ya no sentimos ganas de vernos? y ¿Desde cuándo desprecio tanto a esa mochila?
El elemento “Mochila” es neutro, se trata tan sólo de un objeto, sin mayor poder en sí mismo, y el significado que le damos, dependerá de la connotación positiva o negativa que le otorguemos, según la percepción que tengamos de la “Realidad” que nos tocó vivir.
Valores como honestidad, respeto y compromiso no son algo que puedo dejar para más tarde, y mucho menos colocarlas en un compartimento poco visible de mi mochila, la práctica de estos no son para el otro o para la sociedad sino para uno mismo y al dejarlos a un lado frecuentemente nos estamos eliminando también como protagonistas de nuestra propia historia dejándonos llevar en automático por lo que un día pensamos que era una buena idea.
Salir de las convenciones sociales no es bueno ni malo, siempre y cuando no nos faltemos el respeto a nosotros mismos y terminemos haciendo lo que el otro espera por encima de lo que esperamos de nosotros mismos, lo que pesa tanto no es la mochila, sino las contradicciones y luchas existenciales respecto a nuestro andar sin rumbo ni tiempo, sin reglas cuyo saldo emocional con el que hoy llegamos a percibirnos es el verdadero peso que ya no queremos cargar más.
Antes de embarcarte en un viaje asegúrate de llenar tu mochila con emociones positivas, con propósitos personales, con proyectos que te afiancen como ser humano, antes de ser pareja reconócete como individuo, trabaja en tus debilidades y refuerza lo mejor de ti, una vez que conozcas tus limitaciones y potencialidades, recién estarás listo para despegar en la aventura que supone una relación de pareja y tal vez hasta la formación de un hogar.