La depresión es una de las enfermedades más comunes en el mundo. Se calcula que aproximadamente 350 millones de personas sufrirán depresión en todo el mundo y alrededor de un tercio de esos casos son lo suficientemente graves como para justificar un tratamiento.
La depresión es una enfermedad que afecta a nuestra salud física, mental y social. Puede tener un efecto devastador en la vida de millones de personas cuyas vidas se ven alteradas por ella cada día. La depresión puede afectar a cualquier persona a cualquier edad y en cualquier parte del mundo; no se limita a ningún nivel socioeconómico, raza o sexo en particular.
Las estadísticas de la OMS, señalan que menos de un 20% de casos son diagnosticados y tratados por un especialista en salud mental; porcentaje que resulta alarmante puesto que la falta de atención temprana puede desencadenar un alto factor de riesgo para la población impactada, tal como es el suicidio. En la actualidad las cifras apuntan a 700.000 pérdidas humanas al año a consecuencia de la depresión, ubicándola como la cuarta causa de muerte a nivel mundial y con incremento de un 25% de casos a partir de la pandemia.
He aquí la importancia de abordar esta temática, puesto que es una enfermedad mental inicialmente silenciosa; por lo cual es muy probable no darse cuenta que en nuestro círculo familiar o social hay un individuo precisando ayuda inmediata, generar un mayor interés en estas cuestiones es vital, tanto para prevención como detección oportuna de la sintomatología, para acudir a especialistas calificados.
Para un entendimiento profundo de qué es la depresión, podemos decir que es el ingreso a un túnel donde no resulta fácil vislumbrar la salida. En este espacio hay tanta oscuridad y desesperanza que aparentemente no vale la pena luchar para salir de allí, con el tiempo este lugar se puede convertir en una zona de confort, un sitio de seguridad, por ello es que hay cierta resistencia ante la propuesta de buscar ayuda.
En la depresión se puede apreciar que se presenta miedo a vivir y sufrir, es un tipo de huida al dolor, pero si nos detenemos un poco, podremos notar que el dolor, el amor, el miedo, la incertidumbre, la esperanza es parte de la vida y por algún motivo curioso, insistimos en evitarlo, entonces dejamos de vivir en nuestro afán de no sentir dolor olvidando que es parte de nuestra propia humanidad.
La depresión y sus características:
- Tristeza profunda
- Sensación de vacío
- Pérdida de motivación e interés en actividades que normalmente disfrutaban
- Incapacidad para realizar actividades básicas
- Pérdida de energía
- Concentración reducida
- Pérdida de sentido y significado de la vida
- Ausencia del sentido de pertenencia
- Sentimientos de culpa e incapacidad
- Pensamientos de desesperanza y/o suicidio
- Pérdida del apetito y sueño
- Aislamiento
La definición de la OMS, respecto a la salud mental, nos habla de ‘un estado de Bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y puede aportar algo a su comunidad’.
Al contar con el acompañamiento tanto de la familia como de profesionales en salud mental, es posible tratar la enfermedad con pronósticos muy favorables, desde la disminución de síntomas hasta eliminación total del diagnóstico. El sostén de personas cercanas e intervención clínica pertinente, medicación y terapia, hará que el diagnóstico se convierta en un episodio más de la vida de una persona.
Desde la Psicología Clínica la depresión puede ser multicausal, es decir, que no hay un único motivo que desencadene estos episodios, sino que hay una serie de factores desencadenantes, desde la vulnerabilidad genética hasta situaciones medio ambientales.
En la terapia clínica mediante la catarsis del paciente se detectan las posibles causas y se brindan estrategias para afrontar la realidad, es decir, un manejo más eficiente de la percepción de la información ya sea de personas y situaciones por venir evitando futuras recaídas.
La Psicología Cognitiva señala a la depresión como una malinterpretación de la información recibida respecto a uno mismo, en otras palabras, existe una distorsión sobre la autopercepción en relación al mundo que le rodea.
Desde la TCC, Terapia Cognitiva Conductual, podemos tratar la depresión con la reducción de emociones negativas, a través del pensamiento. El miedo y la tristeza son elementos que experimenta la población en su conjunto, es la forma de gestionarlos lo que marcar la diferencia de uno a otro paciente.
El Coaching de Transformacional muestra a la depresión como la consecuencia de engancharnos en pensamientos debilitantes que generan emociones que tienen que ver con la desvalorización a nivel personal.
Los recursos con los que se cuenta en este campo, nos llevará a reevaluar la calidad de nuestros pensamientos y la atención que les prestamos, el tiempo en que los retenemos hasta provocar una emoción basada en el sufrimiento respecto al pasado, el cual mediante recursos y estrategias podemos superar en un corto plazo.
Los monjes tibetanos afirman que: “las emociones negativas son parte de nuestra naturaleza humana y tener la ilusión o expectativa de evitarlas es lo que provoca cierta neurosis y sufrimiento en la humanidad”.
Es necesario comprender que todo en la vida es transitorio y que además cada experiencia es parte de un aprendizaje por superar. Hoy tenemos muy claro que no existe ni una pelea ni una guerra que sea permanente, la vida nos muestra altas y bajas, lo importante es contar con estrategias para resistir, superar, aprender y luego re direccionar el camino.
Entonces, acudiendo a cualquier tipo de intervención profesional, el proceso se centrará en la calidad de pensamientos y en bajar el volumen a pensamientos fatalistas o negativos, procesamiento asertivo de la información, disminución de percepciones erróneas y/o distorsiones de la realidad para así evitar desencadenar emociones y conductas debilitantes.